Una breve historia de la Web

Imagen de un PC antiguo
La historia sirve para no cometer los errores del pasado. Es importante comprender la historia de la Web para comprender la Web 3.0. ¡Viajemos al pasado!

Esta es la primera clase de nuestro curso 100% gratuito de Web 3.0. Es un curso para realizar de forma secuencial, si ya hiciste esta clase puedes acceder al índice del curso aquí.

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Escribo esta clase en Diciembre de 2021. Estamos aún en los albores de la nueva Web 3.0. Nos cuesta imaginar hacia adónde vamos. Pero vamos a imaginarlo, porque sólo imaginando la revolución que vamos a vivir (que yo estimo que como mínimo va a ser como la que supuso la llegada de Internet a nuestras vidas) podemos comprender la importancia de aprender Web 3.0. Nada volverá a ser como es ahora, igual que ya nada es igual que antes de Internet. Pero, antes de viajar al futuro, tenemos que viajar al pasado…

¿Qué era la Web 1.0?

Aunque entiendo que tus conocimientos de informática te permiten comprender cómo funciona Internet, quizás eres un estudiante de primer curso de algunos estudios relacionados con informática. En ese caso te recomiendo esta clase sobre cómo funciona Internet para comprender un poco mejor cómo surgió Internet y los fundamentos sobre los que se asienta.

La Web 1.0 era principalmente la web que teníamos en la última década del Siglo XX, es decir, en los años 90. En aquella época, en España, conectarse a Internet era toda una aventura. Yo, que era un niño en aquella época, recuerdo pedirle por favor a mi padre que me dejara conectarme a Internet para ver cómo había quedado mi equipo favorito o para leer una noticia de un videojuego en cuestión. Pero claro: Internet funcionaba muy lento, si te conectabas a Internet no podías recibir llamadas al teléfono fijo (y recordemos que en aquella época los móviles que existían eran muy grandes y caros, de modo que no los usaba prácticamente nadie) y realmente era simplemente contenido estático.

El valor que te aportaba Internet en aquel momento era poder consultar contenido desde casa en vez de ir a comprarte una determinada revista al quiosco. Y eso era todo. En aquella época Internet era algo primitivo y cualquier idea era tildada de loca. Os recomiendo enormemente la serie «El Código que valía millones», que trata acerca de un grupo de alemanes intentando crear una aplicación web que permitiera a los usuarios consultar el mapa del mundo desde su casa. A día de hoy Google Maps o Google Earth nos parece lo más normal del mundo pero… A principios de los años 90 en Alemania directamente se reían de ti.

Es posible que me pierda algo de comentaros del valor que ofrecía el Internet de los años 90, ya que yo era pequeño en aquella época pero… A grandes rasgos era eso: contenido estático, que tardaba en cargar. No era algo que me aportara un valor increíble. Y eso, unido a que muchas casas aún ni tenían un PC pues… No mucha gente se conectaba a Internet entonces en España.

Sin embargo, a finales de los años 90, ya se empezaba a ver de forma más clara el potencial de Internet, los inversores se volvieron locos, se pensaron que se iban a forrar con las empresas relacionadas con Internet, y la especulación se disparó. Esto, que es normal en sectores emergentes muy disruptivos, acabó explotando cuando la Burbuja de las Puntocom reventó, entre 2000 y 2002. Hubo compañías que no aguantaron tamaña crisis y otras que sí. Como en cualquier crisis. Pero en la primera década de los 2000 íbamos a ver nacer un nuevo Internet.

¿Qué es la Web 2.0?

Imagen de likes, mensajes etc. sobre un smartphone
Con la Web 2.0 el aburrido Internet estático se convirtió en una plaza dónde literalmente estaba todo el mundo… ¡Sigue leyendo!

Desde el 2000 al 2005 en España cada vez más gente tenía un PC en su casa. Y conexión a Internet. Una conexión que era más rápida y que no tenías que quedarte sin teléfono para conectarte. Internet ya no era un sitio estático aburrido. Había chats, había foros, había blogs y ya era un lugar dónde el usuario podía comunicarse. Conocer gente. Enamorarse. Debatir. Ser ellos y ellas mismos, identificados con un avatar, un nick y una cuenta de correo.

Pero es que, además de ello, de 2005 a 2010, la revolución se aceleró. Pasamos del Messenger al chat de Facebook (y en España, a Tuenti), surgió Youtube (dónde cualquiera podía grabarse y subir vídeos cantando, jugando a videojuegos o lo que le apeteciera), apareció Twitter y… Comienza el auge de las redes sociales.

Por supuesto, todo esto unido al abaratamiento de los PCs, la popularización de los portátiles, la llegada de los smartphones… Todo esto no hizo más que profundizar y acelerar esta revolución. Más tarde llegó Instagram, Snapchat, Tiktok, Twitch… (en estos casos ya hablamos de la década de 2010-2020).

La Web 2.0 convirtió un lugar estático como era la Web 1.0, en el que la información siempre corría desde el propietario de la web hasta el usuario en una auténtica plaza, un lugar dinámico y rebosante de vida. Evidentemente, las redes sociales tienen sus pros y sus contras, pero no es ese el tema de esta clase, sino la revolución que se produjo: pasamos de páginas web a aplicaciones web, en las que además de consumir información podíamos crearla.

Es una revolución basada en la comunicación, y es que… ¿hay algo más humano que comunicar? El ser humano es un ser social por naturaleza y simplemente hemos usado las redes sociales e Internet para ello.

`Progresivamente estar en Internet ha pasado a ser algo obligatorio para cualquier empresa, para cualquier persona incluso. Pedimos el LinkedIn o el Instagram para conocer mejor a la persona con quién hablamos. Una empresa que no tiene presencia en Internet nos genera desconfianza. Y compramos por Amazon.

Y, tras la situación de emergencia sanitaria provocada por el COVID-19 en todo el mundo, la digitalización de absolutamente todo se ha visto tremendamente propulsada, así como el trabajo en remoto.

Hemos pasado de desconfiar acerca de comprar en Internet a comprar masivamente en Internet. De aquello de no hablar con extraños a interactuar con extraños constantemente en las redes sociales. La Web 2.0 ha cambiado nuestra vida. Para bien o para mal, eso podemos debatirlo, pero la ha cambiado. Y todo un ecosistema de empresas y nuevas profesiones han surgido alrededor de ella.

Seres humanos intentando predecir el futuro

Hijo hablando con su padre
Es una pena que no tenga una foto de la época preguntándole a mi padre… ¿Sobre la Web 2.0? ¿A mediados de los años 90? ¡Sí! ¡Sigue leyendo que te cuento la historia!

Si algo hemos demostrado de forma persistente a lo largo de la historia los seres humanos, una y otra vez, es nuestra incapacidad para predecir el futuro. No, no hablo de predecir en abstracto, sino de en base a la potencialidad tecnológica del momento, intentar estimar cómo puede evolucionar la tecnología en unos años y, por tanto, como esto cambiará la sociedad.

Aún recuerdo en los años 90 cuando leía los libros de Érase una vez… los Inventores. Básicamente eran libros adaptados para niños, en formato cómic creo recordar, o al menos tenían muchos dibujos, que versaban sobre grandes genios de la humanidad: Arquímedes, Leonardo da Vinci, Galileo, Faraday, Edison, Mendel, Marie Curie, Einstein… A mí me encantaba aquello. Ver cómo aquellas gentes habían provocado tanto bien en la humanidad. Me encantaba aprender (y me sigue encantando). Y en aquella época, debía de ser 1994 o 1995, porque recuerdo que mi padre se fue a Toledo por motivos de trabajo unos días (que a mí, como niño en aquella época, se me hicieron eternos) y sólo podía hablar con él por teléfono. Y, cuando volvió de Toledo recuerdo decirle: «es un rollo hablar por teléfono pero no poder ver a la persona con la que hablas. ¿Cuándo crees que se inventará el poder hablar y ver a la persona con la que hablas por teléfono a la vez?«. Mi padre me comentó que él estimaba que mínimo 15-20 años. Y que lo veía muy futurista de momento. Pues bien, sólo 10-12 años después ya chateábamos por videollamada con Messenger. Y no mucho más tarde llegó WhatsApp con sus videollamadas. Aquello que parecía de locos se hizo presente mucho antes de lo que esperábamos.

Esta anécdota, que recuerdo con cariño, es sólo un ejemplo de lo que equivocados que estamos cuando intentamos predecir la tecnología del futuro, porque la tecnología evoluciona tremendamente rápido. Los ingenuos que se reían a carcajadas de los early adopters de Internet en los 90 son los que luego se volvieron locos invirtiendo en la Burbuja de las Puntocom. Los que decían que no tenía sentido una tienda online hoy compran todos en Amazon. Y los que decían que quién iba a estar interesado en ver fotos de otras personas, hoy lo primero que piden es el Instagram.

Internet no es ni bueno ni malo. La Web tampoco. Es sólo un reflejo de la psicología del ser humano, ya que simplemente nos permite hacer una de las cosas más humanas que existen: comunicarnos. Ahora la pregunta es… ¿se está repitiendo la historia con la Web 3.0? ¿Estamos volviendo a estar ciegos frente a una revolución tecnológica? ¿O realmente dicha revolución tecnológica no es tal? Lo abordaremos en la próxima clase.

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Imagen del Libro Desde la Rueda hasta Internet
Si quieres despertar la curiosidad en los más pequeños de la familia… ¡este es un muy buen libro para ello!

Te hablaba hace nada de cómo la colección de Érase una vez… Los Inventores despertó mi curiosidad allá por los años 90. Guardo mucho cariño a esa colección. Gracias a ella ya no he podido parar de aprender desde entonces. Pues bien, lamentablemente dicha colección ya no se publica, pero Desde la Rueda hasta Internet es lo más parecido que he encontrado.

Me parece un libro con muchos dibujos y muy entretenido para los más pequeños de la familia y, lo más importante, que estoy seguro que despierta el placer de aprender y la curiosidad de una forma divertida y entretenida. Como muchos padres o madres del Sector IT probablemente te gustaría que tu hijo/a aprenda a programar en el futuro, ya que te gustaría inculcarle la pasión que tu sientes por tu profesión. A mí me pasa. Pero antes de dar el salto a la programación, lo mejor es despertar la curiosidad y el placer por el aprendizaje. Yo, sin duda, utilizaré Desde la Rueda hasta Internet para que mi sobrina nunca sienta que aprender es aburrido.

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